Aragón y Cataluña/ Cataluña y Aragón: dos pueblos cercanos, dos territorios limítrofes, que no se han dado la espalda a lo largo de los siglos. Por geografía, historia y economía existen, y han existido, relaciones muy estrechas a todos los niveles. En la edad media con la Corona de Aragón, nacida del pacto matrimonial entre dos dinastías con poder sobre catalanes y aragoneses – manteniendo cada territorio sus leyes, lenguas y singularidades – hasta un presente repleto de vínculos que nos unen. Sería insuficiente, por tanto, resumir las relaciones actuales en un escueto “somos vecinos”, ya que estamos enormemente entrelazados. Sería asimismo reduccionista quedarse solo con los titulares de los medios de comunicación más centrados en los conflictos y polémicas que también existen, como todos sabemos. El día a día de las relaciones entre Aragón y Cataluña, como se deduce de los datos que aquí se citarán, es mucho más complejo, denso y enriquecedor de lo que algunos pretenden. 

Y es que unos con otros somos clientes, socios, consumidores, estudiantes, repartidores, proveedores, espectadores, pacientes, trabajadores, turistas, viajeros, deportistas y hasta familia, en muchos casos. El día a día – especialmente en las comarcas de los valles del Cinca y el Segre y las de sus afluentes pirenaicos- es notablemente rico en contactos provechosos a lado y lado del límite administrativo. Una línea, la raya, que no marca una discontinuidad, sino que ha sido testigo de muchos contactos e intercambios.

Según datos económicos de 2017, el principal mercado de las empresas aragonesas es Cataluña (por valor de 4.162,8 millones de euros) mientras que Aragón es el principal cliente de las empresas catalanas (por valor de 10.781,9 millones de euros), por encima de las ventas de cualquier otra comunidad o de las exportaciones a otro país. Además, en el ámbito del turismo cabe destacar que los catalanes fueron los que más pernoctaciones realizaron en Aragón en 2017 (637.755), por encima de los propios turistas aragoneses, (541.379 viajeros, cifra que incluye a excursionistas de día) o los de Madrid (521.428), Comunidad Valenciana y País Vasco. Para que acabemos de ver la importancia de estas cifras indicaremos que los turistas procedentes de Francia realizaron 219.319 pernoctaciones en ese mismo año. Una tendencia que ha ido en aumento en los últimos años, en consonancia con la recuperación económica (En 2014 eran 472.942 las pernoctaciones de turistas catalanes en Aragón). Cataluña, asimismo, ha sido en las últimas décadas un destino preferente del turismo aragonés: Salou y Cambrils, por citar las dos más conocidas, son localidades costeras donde miles y miles de aragoneses poseen una segunda residencia. 

Estas relaciones económicas y humanas existentes entre ambos territorios se hacen especialmente patentes en la “zona de contacto”, en comarcas como el Bajo Cinca y el Segrià, por ejemplo. Compartimos un paisaje similar y un mismo aprovechamiento económico: regadío intensivo, la fruticultura y las especialización ganadera. Como ya estudió Ernest Lluch en los años 70, la difusión de la especialización en la fruta se produjo incluso antes entre Lleida y las comarcas oscenses de Litera, Cinca Medio y Bajo Cinca qué hacia el este de la misma provincia leridana (Mollerussa, Bellpuig, Tàrrega…), lo que prueba la cercanía existente entre los dos lados del límite. Infraestructuras de riego como el Canal de Aragón y Catalunya – con sede de la Comunidad General de Regantes en Binéfar- permiten el riego de más de 98.000 hectáreas repartidas entre las provincias de Huesca y Lleida. En este contexto geográfico y económico, industrias y cooperativas agropecuarias operan en un espacio económico común que está por encima de los límites administrativos: Grup Guissona, Piensos Costa, Iberalfa, Nufri, Vall Companys, Transalfals-La Vispesa, Codorniu, Grupo Agrolimen, Actel…. Empresas de otros sectores también han crecido en el ámbito geográfico de las provincias de Lleida-Huesca: Sorigué, Sofos, Congelados Borràs, Rodi… Los planes de expansión de muchas empresas aragonesas y catalanas pasan, respectivamente, por instalarse en la comunidad inmediata. Por poner dos casos señalados: Piensos Costa, una de las primeras empresas de la provincia de Huesca, ha expandido no hace mucho su actividad por Cataluña, tras la adquisición de  la gerundense Casademont mientras que el Grupo Guissona está construyendo actualmente una nueva planta en Épila (Zaragoza).

Otras empresas que solo están en una comunidad u otra atraen trabajadores de ambas procedencias: Becton Dickinson, los polígonos de Litera o de la zona de Lleida… lonjas como las de Binefar o Bellpuig marcan precios agrarios. Los intercambios comerciales y de servicios son numerosos y en ambos sentidos entre el área de Lleida y las comarcas de la Ribagorza, Litera, Cinca Medio y Bajo Cinca. Se calcula que más de un 5 % de los estudiantes de la Universidad de Lleida proceden de las comarcas aragonesas inmediatas. Discotecas como Florida, Wonder o Big Ben han sido lugar de encuentro y de ocio para los jóvenes de hace unos años. Asimismo, el Hospital Arnau de Vilanova es de referencia para muchas poblaciones del este de Aragón, como lo recogen los convenios firmados entre la administración aragonesa y catalana y el Ministerio de Sanidad. Fraga, por su parte, es lugar de atracción para muchas poblaciones del Baix Segre, que acuden a comprar y a otros servicios por su inmediatez. 

La movilidad laboral también es importante en ambos sentidos. En 2001 la ciudad de Lleida era el primer destino laboral para los trabajadores del Bajo Cinca (290 personas) y la Litera (300 personas) más allá de su propia comarca por encima de otras poblaciones como Zaragoza, Huesca o Monzón. 145 trabajadores más, procedentes de estas dos comarcas, trabajaban en municipios como Alcarràs, Soses, Almacelles. Carecemos, sin embargo, de datos de los leridanos que trabajaban en Aragón en ese año. No obstante, sí que se han publicado datos agregados más recientes, de 2018, que permiten cuantificar mejor estos flujos de trabajadores interprovinciales. En la provincia de Huesca ese año trabajaron 7.524 trabajadores de la provincia de Zaragoza, 7.300 de la de Lleida y 2.454 de la de Barcelona. En 4º y 5º lugar se encuentran los trabajadores nacidos en Valencia (1.851) y Huelva (1.113). Por su parte, los trabajadores oscenses se dirigieron prioritariamente a las provincias de Zaragoza (9.035), Lleida (3.608), Barcelona (1.944), Valencia (1.335) y Madrid (1.285). En el caso de Lleida, la mayor parte de trabajadores de otras provincias procedían de Barcelona (12.290), Valencia (4.619), Tarragona (4.211), los ya citados 3.608 de Huesca y Huelva (2.795). 

Todo estos intercambios económicos y humanos ha dejado una honda huella en ambas comunidades. Los datos son bien elocuentes. En 1970, hasta el 7,3 % de la población de la provincia de Lleida procedía de Aragón (11.013 habitantes). En 1991 los naturales de la provincia de Huesca residentes en tierras ilerdenses ascendían al 2,68 % de los habitantes de la provincia (9.488 personas). Más de la mitad de los mismos (5.326 habitantes, 56,13 %) residían en la ciudad de Lleida. Eso significa que un 4,75 % de los habitantes de la capital leridana habían nacido en la provincia de Huesca. Las comarcas aragonesas limítrofes eran las principales originadoras de estos movimientos demográficos. En 2011 eran 12.060 los aragoneses residentes en la provincia de Lleida, 6.573 de los cuales eran habitantes de la ciudad del Segre. De los residentes en la ciudad, 4.280 habían nacido en la provincia de Huesca, a los que cabe sumar los 153 nacidos en Mequinenza (localidad del Bajo Cinca, de la provincia de Zaragoza).

Los movimientos de población también se han producido en la otra dirección, lo que demuestra el gran contacto existente entre las gentes de ambos lados del límite. Ese mismo año, 1991, se contabilizaron 7.255 leridanos residiendo en la provincia de Huesca, lo que supone un 3,49 % de la población provincial (y hasta un 5,96 % añadiendo los nacidos en el resto de provincias catalanas). Lógicamente, esa presencia de nacidos en Cataluña ha sido mayor en las comarcas aledañas. En 1981 el 13,47 % de la población de la comarca del Bajo Cinca había nacido en Cataluña mientras que en 1986 eran el 12,5 %.  Ese porcentaje ascendía hasta el 15,7 % de residentes nacidos en Cataluña para la ciudad de Fraga el año 1991, un 12,26 % si nos ceñimos a los procedentes de la provincia de Lleida.

Los medios de comunicación se hacen menos eco de las relaciones cotidianas que de los conflictos derivados de los desencuentros a nivel político e institucional, que también existen, como todos sabemos. Poniendo más el foco en aquello que genera controversia y enfrentamiento que en el conjunto de asuntos que protagonizan aragoneses y catalanes se puede llegar a distorsionar catastróficamente la verdadera comprensión de las relaciones entre ambos territorios y su mismo futuro. Muchas veces, a causa de intereses electoralistas, se toma la parte por el todo para ganar votos, agitando desencuentros que oscurecen el tenaz día a día de muchas empresas, trabajadores y estudiantes.

Mantener e incrementar a todos los niveles la colaboración y entendimiento entre las instituciones aragonesas y catalanas debería ser una prioridad para gestionar adecuadamente una realidad geográfica y socioeconómica como la existente, con el fin de construir un futuro mejor y con más oportunidades para Aragón y Cataluña, especialmente en las comarcas que están a lado y lado del límite.